“El hombre como la hierba son sus días,
Florece como la flor del campo,
Que pasó el viento por ella, y pereció,
Y su lugar, no la conocerá más.” Sal.103.15-16
Este año me tocó estar enferma varias semanas.
Las horas, inmóviles, parecían detenerse eternamente en el tiempo, y me llevaron a reflexionar sobre lo cortos que pueden ser nuestros días.
Y sobre que dejamos atrás como herencia.
Muchos trabajan afanosamente para dejar bienes, riqueza, que los familiares luego se disputaran con ahínco. Mi padre solía decir que antes de morir vendería todo, y viajaría por Europa con mi madre gastando el dinero y evitando eso.
No llego a hacerlo, la enfermedad imprevista se llevó sus bromas, su apostura, su querida presencia. Yo estaba muy mal en esos años, no estuve junto a él cuando partió, y no creo haberle dicho ni siquiera minimamente, cuanto lo quería. He cargado con eso por años luego.
Otras personas dejan herencias escritas, historias donde descubrimos tanto valor que había en el otro, generalmente cuando ya no está. Cuando ya no podemos decirle como nos enriqueció la vida.
Las personas que pasan por nuestra vida, dejan algo en nosotros, nos impregnan de ellos mismos.
Hay legados que nos empobrecen. Y hay legados que aumentan, enriquecen la vida.
Todo legado tiene que ver con la siembra. Es lo que ha permanecido de nuestra semilla y el cuidado de la tierra.
Mira hacia atrás, y examina por un momento, que has sembrado en otros.
Ahora mira a tus seres queridos, todos ellos, con los que tienes lazos de sangre, y con los enlazados por el corazón.
Si hoy partieras ¿Cuál es tu legado?
Les has dicho te amo lo suficiente? Solo por el placer de decirlo, solo por alegrar el día,
“te llamo para decirte que te quiero”….
“solo quiero escribirte cuanto te quiero”…
Luego de años de tratar relaciones, veo que se privilegia el reclamo, y la ofensa, o la divergencia, a los te quiero. Más débitos que créditos.
Padres e hijos viven hoy distanciados y fríos porque disienten en lo que hacen, en lo que cada uno vive, en su fé.
Parejas y matrimonios se hacen todo tipo de reclamos. Las discusiones dejan de ser la excepción, para volverse la condición. El perdón, diseñado para sanar heridas, y el amor, pensado para cubrir faltas, no abunda.
Puede más el no estar de acuerdo, que recordarnos que los lazos fundamentales que cimentan cualquier relación, tiene que ver mas con el amor, que con coincidencias.
El último tiempo, trato de recordarles más a mis seres queridos, que los amo “a pesar de “ los amo aunque no seamos iguales, aunque discutamos, aunque lo que sea.
La eternidad es larga, y todos los millones de millones estarán allí, piensa por un momento ¿y si nunca vuelves a cruzarte la persona? ¿ y si solo este momento de poder ver a esa persona, escribirle, hablarle te fuera dado? Una maravillosa y única oportunidad de mirar el rostro amado, y decir cuanto queremos a esa persona…
Un día todo terminara, pero “el amor, nunca deja de ser!” -1º de Co.13.8-
Nos perpetuamos, a través del amor? En el, alcanzamos eternidad?
Si las maldiciones pasan generacionalmente según la Biblia, y según la ciencia, genética y ambientalmente como lo demuestran los estudios sobre bebés que nacen con síndrome de abstinencia de drogas, o el niño abusado que se transforma en un adulto abusador.
Pasará genéticamente el amor a mis hijos, y ambientalmente a los que quiero?
Como será sembrar solo amor?…..
Yo siembro amor, mis hijos amaran, mis nietos amaran…
Una multiplicación de amor. Una bendición generacional rompiendo la sombra de maldiciones.
Que nunca termine, una eternidad llena de amor. Un cielo de amor.
Un legado, de amor.
Yo no sabia que la cosa funcionaba así. Pero cuando necesite desesperadamente una salida, Dios me dio un hospital donde ir a ayudar. Por mas de un año hasta que me enferme tanto que la comisión no me permitió seguir, iba una o dos veces a la semana.
Muchas veces no me dejaban hablarles de Dios, pero siempre podía ayudarles a comer, estaban demasiado débiles, o llenos de tubos, y siempre podía acariciarles la mano, la frente, cambiarles las sabanas, dejar que sus cuerpos lastimados descansaran en sabanas limpias, comprarles la buscada agua mineral, ponerles una Biblia a cada uno en su almohada. Muchos estaban solos, la mayoría a decir verdad.
Cuando das una palabra de cariño, las caras se iluminan, y yo empecé a ver que mi propio rostro, cambiaba….
Nadie quería ver a los enfermos de sida, a los inmuno deprimidos, al pabellón de cáncer terminal. Yo iba con enorme gusto. Tal vez no me cruce nunca mas a esas personas, pero como amé compartir con ellas.
Ahí empecé a entender como funciona esto de que al dar, recibes
Era mi época oscura, pero el Señor fue fiel. Poco después, el cerco a mi alrededor se rompió. Y Salí de madrugada del circulo atrapante, resguardados en Dios como gigante a nuestro alrededor.
Luego de romper el círculo de odio. Comencé a decirles “te quiero” a los demás. Y finalmente quedé presa de puro agrado en un círculo de amor, que me atrapó en su perfume y sus redes. Redes que luego comencé a usar para contener a otros.
El amor para mí tiene un nombre. Se llama Jesús. No quiero ser reiterativa, solo cuento mi experiencia.
Toda la vida busqué al amor. Pero no tenía acceso. No encontraba la puerta.
Pero cuando busqué a Dios, y entendí la sencilla y poderosa verdad que solo Jesús es el camino hacia el Padre, ahí, el Amor, me encontró a mí.
Jesús es amor, esa es su esencia, su perfume maravilloso, El fue dado al mundo por amor, y solo El, nos llena de ese amor al instalarse en nuestro corazón.
Desde El, tomada de Su mano, pude comprender que era el amor, entendí 1º de Corintios 13 y su definición de amor.
Toda mi vida había buscado amor para mi, ¿Cómo sería eso de que “el amor no busca lo suyo?” pero tímidamente empecé a tratar, de dar, no de buscar. De sembrar, no de tomar.
Mis primeros “te quiero” a las personas me llenaban de vergüenza. Mi amor era pequeño, no creo que mis primeras semillas hayan sido muy efectivas.
Pero de todos modos, las lancé. De todos modos decidí sembrar.
Mi legado a otros hasta ese momento, era sencillamente vergonzoso. Yo no tenía palabra, ni fidelidad, ni bondad alguna. Menos la capacidad de dar algo.
El Señor Jesús fue fiel en mostrarme el camino, y cambiar toda mi vida mientras transitaba el desconocido camino de querer a otros.
Pasé por desiertos entre medio. Muchas veces no quería querer más. Me rebelaba y le exigía a Dios, que ahora me diera algo a mi. Pobre de mí… pequeña mortal… enojándome con el Dios del universo…
El Señor fue bueno conmigo, El entendía mis caprichos, jamás me he sentido mas comprendida que en Su presencia. Y cuando me desahogaba frente a El , aprendí a llevar mis desiertos delante de El, y tuve acceso a un inmenso océano de amor, del cual pude tomar para seguir mi camino con nuevas ganas.
Aprendí a amar lo no digno aun, desde ese lugar. Desde Su amor.
Hace unos años pasaba yo por la última entrevista psicológica para que me dieran un puesto de alto perfil que buscaba, pero cometí el error de decir la verdad a la profesional que me investigaba, y cuando me pregunto sobre mi matrimonio, y divorcio, le dije que aun amaba a mi esposo, ya que lo había perdonado.
Su respuesta fue “usted no esta bien, nadie ama a quien la victimizo, debería hacer terapia, no puedo recomendarla para el puesto”
Yo la miré sonriéndole con misericordia. Jesús amó de tal manera al mundo, que dejando Su trono de gloria en el cielo se dio por nosotros, a pesar de que lo escupimos, lo menospreciamos, y lo crucificamos.
Perdonar a mi ex esposo, me costo años, y ahí fue que volví a amar. Porque aprendí a apropiarme del amor incondicional de Dios.
No logré el puesto, pero sigo sosteniendo que el amor es el camino correcto.
Y es, el legado incorrompible.
El amor es en si, la disciplina más libertadora que he conocido.
El amor construye puentes que salvan abismos. Y el puente es el legado que el amor permitió construir.
Hoy te invito a que mires sobre tu hombro, evalúes tu legado, y comiences a sembrar, ya, para una herencia diferente, que permanezca para siempre.
Levanta ese teléfono, escribe un mail, un mensaje de texto. O mil. Diles a los que conoces cuanto los quieres.
Y también diles, gracias a Quien, los amas. Comparte con otros el amor de Jesús.
Te dejo una pequeña oración por tu vida,
Dios te enseñe el buen camino a un legado de amor.
“Querido Dios vengo delante de Ti a pedirte por la persona que está leyendo estas líneas, Señor permite que te abra su corazón y su vida y te reciba como su Señor y suficiente Salvador. Querido Jesús permite que tu maravilloso e incondicional amor llene cada corazón que te está buscando, y lleve frutos de amor para siempre. Y salte a otros, para vida eterna. Señor permite que Tu Amor abrace cada corazón, trayendo sanidad, vida, fuerzas, y esperanza .Gracias mi Señor por escucharnos. Amen”
Te alabo mi Senor porque tu palabra nunca regresa vacía!!! hoy necesitaba leer algo así. Me diste respuesta a mi pregunta y como siempre me diste mas de lo que te pido. A ti el HONOR y la GLORIA !!!