Siempre he sostenido que el respeto es la cualidad básica del amor, y que sin el primero, el segundo es una farsa. No es ajeno a los que me conocen haberme oído hablar de ambos desde el principio. Pero no fue hasta que mi amiga puso en mis manos el libro «Amor y Respeto» (que hojeé mientras mis anfitriones preparaban generosamente la cena) que entendí la forma bíblica en que ambos se asocian: Dios le manda al hombre que ame a su mujer, aún si tiene que dar la vida por ella; y a la esposa no le ordena amar, sino respetar.
Efesios 5:33 «Cada uno de ustedes ame también a su esposa como a si mismo, y que la esposa respete a su marido» (NVI).
De tal forma que la fórmula del casamiento es entonces: «y se casaron amor y respeto».
Cada vez que examino las reglas de Dios tratando de comprender Sus pensamientos al respecto me maravilla cuánto más alto es Su pensamiento que el mío, y también el fino sentido del humor que suele exhibir en reglas contradictorias con la propia naturaleza del ser humano como éstas. Y te explico porqué.
El hombre y la mujer son basicamente diferentes, el hombre está orientado a logros, hacia afuera; le cuesta ver adentro y no le dá demasiado peso a los sentimientos porque no llevan justamente a «logros». El tema sentimental puede llegar a ser un gran peso para la natural forma del hombre, pareciéndole poco práctico y frustrante intentar entenderlo. Sus naturales descuidos no provienen de querer dañar, sino de no prestar atención a lo que él considera poco relevante.Al decirle Dios que «ame» le ordena implementar toda una batería de sentimientos y de mirar para adentro de la que justamente carece. No le ordena Dios al hombre algo que ya trae, le ordena algo que le va a costar. Amar duele, esto ya lo dijo el mismo Creador. No se entrega lo que no cuesta.
Sigamos. Además de ejercer un equilibrio ¿Porqué otra razón Dios le habrá ordenado al hombre amar y no sostener o cuidar?
En mi pequeño entendimiento puedo vislumbrar esto: al hombre le fue dada por legado divino la jefatura del hogar, y el señorío del mundo. Hace falta mucho amor para tomar el timón de semejantes naves y llevarlas a buen puerto. Hace falta toneladas de ese amor que puede pasar por sobre todo, y que sigue eligiendo amar cuando ya ni esperanza queda.
Si el hombre ama, no abusará. Porque el amor «no busca lo suyo». No gritará ni será impaciente, porque «el amor todo lo soporta, todo lo espera». Si ama no perderá el control. La violencia familiar y ejercer el poder no son compatibles tampoco con amar. Una de las peores formas de abuso que hoy vemos es el descuido, el hombre ausente, el hombre que escapa, que evade.Pero el hombre que ama no descuidará. Un hombre que ama tampoco romperá su pacto mirando a otra mujer. No lo gobernará ni su mente ni su corazón sino su espíritu y los valores que ha determinado en su corazón.
Ahora vamos a la orden de Dios a la mujer: «respeto». La palabra sujeción que en otros lados se le ordena a la mujer tamibén equivale a respeto. El respeto no está nunca exento de amor y tiene múltiples connotaciones. El respeto guarda su lugar sin avasallar el del otro. Yveamos porque pienso que Dios le pide respeto a la mujer y no amor. Porque la mujer es un ser orientado hacia adentro, la mujer necesita cosas externas que pueda internalizarpara sentirse completa, la mujer es un ser muy sensible y emocional que siempre necesita ser afirmada y amada. Y en ese buscar siempre afuera lo que cree necesitar para llevar adentro, se frustra ante lo que no recibe y muchas veces, rompe el límite del otro. Por eso la orden de respetar también la obliga a ella a un esfuerzo grande en dejar de querer tener la aprobación o amor externo para brindar respeto. Es un esfuerzo porque es dar algo que no es propio de ella. Debe ser el fruto de un trabajo consciente.
El verdadero amor respeta y si la mujer respeta no tendrá una lista de reclamos cuando el esposo llega, ni pretenderá una igualdad equitativa de división de tareas, ni se desquitará de continuo en ironías y burlas por su papel de mujer, esposa, y madre. El predominio del respeto al hombre en la mujer la llevará a salir del terreno emocional para extenderse un poco afuera, buscando dar ese apoyo que el hombre necesita para sus logros.
Hace un tiempo escuchaba una conferencia dónde un hombre que muchos admiramos dijo que lo máximo que le puede dar una mujer a su hombres es: respeto. Es el sueño -siguió relatando- de todo hombre, tener el respeto de su mujer. Mienstras escuchaba yo mentalmente revisaba no los casos en los que a diario me toca mediar, sino la cantidad de parejas que conozco dónde veo tantos cruces verbales continuos que faltan tanto al respeto como al amor. Cuando la mujer le dice a cada rato delante de otros al marido que «nunca haces tal cosa», le está faltando el respeto. Y cuando el esposo le señala despectivamente algo que no quedó del todo limpio a la esposa o ignora la sensibilidad emocional de la mujer, no está amando, ni está cuidando. El Dr. Eggerichs llama a esto el «ciclo alineante: sin amor ella reacciona, sin respeto él reacciona» . El amor no es suficiente entonces para sostener el vínculo sano, y muchas relaciones pueden experimentar un profundo cambio al implementar el respeto cómo lo faltante de la ecuación y el amor como el elemento infaltable. Tanto hombre como mujer deberán aprender a entregar su parte aunque el otro no lo esté haciendo, y podrán comprobar de tal manera que es más sencillo recibir lo esperado si se comienza por darlo.
En realidad cuando hablamos de amor, hablamos de respeto, y viceversa. Y si tomarmos ambos, y los aplicamos a cualquier relación humana, veremos cambios increibles a nuestro alrededor.
Porque cuando el amor y el respeto se casan, y permanecen juntos, se entra en armonía con las leyes universales.
Citas del libro: «Amor y Respeto del Dr. Emerson Eggerichs
Aprender a decifrar el codigo de su cónyugue, no siempre es algo que se logre en un dia, en un mes, ni un año.
Parte del testimonio de un hombre que comenzó el camino a la restauración de su matrimonio es:…»cuando las cosas comenzaron a ir de mal en peor la semana pasada, sucedio con suma rapidez y yo me sorprendi al oir como los mismos problemas continuan siendo tan duros y desagradables como antes. Odio oir que soy el enemigo de ella. Es doloroso oir que pregunte: ¿Porqué quieres mortificar mi espiritu? Es extremadamente dificil no explotar de rabia cuando la oigo decir que no cree que yo la ame, o que nunca voy a cambiar, o que cometió un error y no soy el hombre que ella pensaba que yo era. Seguramente todo hace parecer que el camino es largo y quizas infructuoso. En medio de mis enojos, de echarle la culpa y de la táctica de los embrollados trastornos emocionales le oigo decir que lo que causa los problemas no es el contenido sino mas bien la forma de transmitirlo y me siento avergonzado por mi incapacidad de comunicarme efectivamente. Las cosas han llegado a deformarse a tal extremo que me averguenza haber sido tan ciego y permitir que llegaran a este punto. Tambien me siento un poco abrumado porque todo este esfuerzo y tolerancia solo nos lleve a un nivel de mediocridad, y porque ante la mas minima perturbacion todo volverá a venirse abajo otra vez.» Pocos hombres pueden expresar la lucha masculina tan bien como este. Su esposa le pide amor a gritos, pero no está ayudando porque el desprecio que muestra hacia él no lo permite. ¿Porqué hay mujeres que sienten tan libres para hacer comentarios como: «No eres el hombre que creias que eras» a sus esposos y esperar que no les afecte? ¿Cómo pueden esperar que sus esposos respondan con amor a esta clase de bombardeo? Al mismo tiempo, ¿Cómo es posible que los hombres se metan en semejante lio por ser tan ciegos en primer lugar?…
El principal problema que oía de parte de las esposas era: “Él no me ama”. Las esposas están hechas para amar, para querer amar y paramesperar amor. Muchos esposos no se lo dan. Pero a medida que continuaba estudiando la Escritura y aconsejando a parejas, finalmente vi la otra mitad de la ecuación. Los esposos no decían mucho al respecto, pero pensaban: Ella no me respeta. Los esposos están hechos para ser respetados, para desear respeto y esperar respeto. Muchas esposas no se lo dan. El resultado es que cinco de cada diez parejas van a parar al tribunal de divorcio…
No le respondí por unos segundos porque me sentía menospreciado, no solamente por lo que me dijo sino por su comportamiento y su tono. Respondí: “Sarah, quizás tengas razón pero estás equivocada a los gritos”…
Hace unos pocos días decidí decirle a mi esposo que lo respeto. Me sentía tan incómoda diciendo esas palabras, pero hice la prueba y ¡la reacción fue increíble! Me preguntó por qué lo respetaba. Mencioné unas cuantas cosas, yvi cómo su comportamiento cambió delante de mis ojos…
Estoy triste por haber estado casada durante veintidós años y recién comprender ahora el mensaje del Respeto. Le escribí a mi esposo dos cartas acerca de por qué lo respetaba. Estoy sorprendida de cómo se ha suavizado su respuesta hacia mí. He orado durante años por que mi esposo me amara y hablara mi lenguaje de amor. Pero cuando empecé a hablar el suyo, entonces respondió como yo tanto lo he querido…
Por favor entienda, sin embargo, que lo que tengo para decirle no es una“fórmula mágica”. A veces el entusiasmo que una pareja siente en una de nuestras conferencias se desvanece a los pocos días o semanas, y sucumben a los mismos viejos problemas: el ciclo alienante. Me gusta aconsejar a todas las parejas que aprenden acerca del poder del amor y el respeto que lo pongan a prueba durante seis semanas. En ese lapso pueden ver cuánto han avanzado y cuánto les falta por recorrer.El viaje hacia un matrimonio piadoso y satisfactorio no termina nunca, pero después de tres décadas de aconsejar a esposos y a esposas, he descubierto algo que puede cambiar, fortalecer o mejorar cualquier relación matrimonial. Lo he denominado la “Conexión del amor y el respeto”
Dedicado a Cecy. Gracias por tu hospitalidad, tu amistad, los detalles con que cuidaste de mí, y el libro que dió origen a este artículo. Dios nos habla en las formas más originales e imprevistas, y esa fue una de ellas.
Artículo complementario: Poder vs. Amor
Imagen: Awesome
Texto: Edith Gero
Comienzo a ver las baces de porqué sos como sos y pensas como pensas.¿ mirá que bueno ese detalle?….y la mujer RESPETE a su marido. Sinceramente nunca me habia fijado en esa diferencia tan importante.Años y años escuchando a la mujer decir » pero yo te amo » Es dificil hacernos entender a los que emos cursado la escuela de la vida (mi caso años de relaciones estables)que debemos corregir ciertas pautas para no seguir o volver al fracaso. Todo un tema
¿Como conocer el buen uso de la sexualidad?Lo podemos entender por medio de la razón cuando esta no está cegada por la pasión. Podemos entender entonces que la intimidad sexual vincula al hombre y la mujer en una unión total de amor que, de ser honesta, exige fidelidad, entrega total de si mismo y compromiso permanente. Además, el acto sexual está naturalmente vinculado con la procreación. Esto requiere que se haya formado YA un hogar permanente en el que el niño pueda crecer con mamá y papá. Todo esto requiere de la pareja un compromiso ya establecido. A ese compromiso le llamamos matrimonio. Podemos deducir que si la pareja no tiene tal compromiso matrimonial YA hecho, no debe expresarse como si lo tuviera.