La culpa del accidente de Germanwings no fue de la depresión de Andreas Lubitz. Muy posiblemente la depresión de Andreas no era la causa de sus problemas; sino que más bien era la consecuencia de la suma de pequeños grandes problemas.
En el día a día no prestamos atención al efecto negativo y acumulativo que tienen las pequeñas frustraciones. No tenemos ni idea de fijar expectativas, es más, muchas de ellas ni tan solo son nuestras, sino que las heredamos de nuestros padres, ídolos o sueños románticos. Somos completamente ineficientes tomando decisiones, nos dejamos llevar por el deseo y el miedo, contaminando nuestros pronósticos y creando un futuro irreal.
No sabemos gestionar nuestras emociones, nuestros miedos, nuestro ego ni nuestro paso por la vida. Somos incapaces de relacionarnos adecuadamente con otras personas y adoptamos actitudes pasivas o agresivas. No aprendemos de nuestros errores, creemos que el mundo tiene la culpa de todo lo que nos pasa y acumulamos resentimiento, rabia e ira.
Nuestra autoestima se basa en el reconocimiento y en ser más que los demás a cualquier precio. Si no triunfas no eres nadie, necesitas cambiar el mundo, despertar admiración y ganarte el respeto de tus congéneres, el respeto que tú mismo no te tienes.
Ésta es la salud mental que me preocupa. Éste el mayor riesgo que corremos. El caso de Andreas es terriblemente impactante, pero no es aislado. De hecho creo que cada día, en diversos lugares del mundo, miles, sino millones de personas están viviendo lo mismo que Andreas.
¿Qué pasa con los alumnos de un profesor resentido con la vida? Imagínate a niños inocentes pasando seis horas cada día con una persona que los está maltratando.
¿Qué pasa con los pacientes de un médico desmotivado y decepcionado? Imagínate a un doctor que creyó verse el rey del mundo y que ha visto que sus irreales y megalómanas expectativas no se han cumplido.
¿Y con los hijos de unos padres frustrados que cuando llegan a casa los ignoran o descargan toda su ira con ellos?
El problema, créeme, son las personas aparentemente normales. El problema es que no sabemos vivir. El gran problema es que perdemos la perspectiva y dejamos de pensar y analizar. El problema, el gran problema es que no somos flexibles ni capaces de adatarnos a los diferentes escenarios que nos va planteando la vida. Todo el problema, es que ni tan solo nos conocemos, ni queremos conocernos, ni pensar sobre nosotros, ni sobre nuestra vida; y esta incapacidad para vivir acaba provocando ansiedad, depresiones, fobias, enfermedades, dolor y grandes y pequeñas catástrofes.
por Tomás Navarro/vía www.elperiodico.com
TOMÀS NAVARRO es Psicólogo. Se dedica a la psicología, la consultoría, la formación y la divulgación mediante conferencias, libros y colaboraciones en medios.
Nota de la R: Este es un certero análisis del grado de infantilismo emocional que padecemos hoy, y de la incapacidad de confrontarnos y reflexionar sobre nuestros problemas, y más aún de hablarlos con otros y enfrentar la mirada de otros sobre nuestras formas. Todos los problemas tienen culpables y agentes externos para la mayoría de las personas, y si son enfermedades o falencias propias se las elude trasladando el problema al profesional que no supo tratarlo, al amigo que no supo contenerlo o a la familia que no lo entendió. Desde que hay vida en el planeta fue el hombre mismo quien eligió el camino de la responsabilidad personal. Ahora toca ejercerla: lo primero que toca ver en todo es a mí mismo, lo que yo tengo que cambiar, lo que yo debo confrontar. Por supuesto, eso toma tiempo para instrospección y análisis y valentaría para compartir con otros y dejarnos «ver» en sus espejos. Pero es el modo que el Creador hizo. No miremos afuera, no miremos atrás, miremos adentro y aprovechemos cada conflicto de la vida para crecer y mejorar. «juzgando toda desobediencia cuando TU obediencia sea perfecta»
Imagen: Al Punto.
Soy Cristiano, Pero No Ha Tiempo Completo Como Debido De Hacerlo Y Aunque Amo A Mí Señor Jesús, Ha Veces Hay Momentos Que Me A trazo En Lo Que Quire Hacer Dios En Mí Vida. Hay Algunas Costumbres Que Nó Dejo De Hacer Por No Apartarme Del Señor Jesús Y Sus Campos De Enseñanzas Púes Me Quiero, Salvar. Amén?