Matrimmonio,  Pareja

Bases para una pareja sólida

La reconocida psicóloga Harriet Lemer ha identificado quince elementos esenciales para hacer que una pareja funcione a largo plazo. A tomar nota:

1. Dosis diarias de reconocimiento. Hacer comentarios positivos a tu pareja, al menos dos veces al día, reafirma el compromiso y alimenta la confianza de ambos. A veces basta con recordar un momento excepcional, por ejemplo: “Me acordé de cómo me hiciste reír el otro día, me encanta tu sentido del humor”. El número de comentarios puede variar, pero hay que buscar que sean más las observaciones positivas que las críticas o las recriminaciones.

2. Mesura en la crítica. Al inicio de la relación las críticas son bien recibidas, pero al cabo de unos años nos volvemos más susceptibles e incluso “alérgicos” a ellas porque nos hacen sentir permanentemente juzgados o en falta. Aunque la honestidad sea la base de la confianza en la pareja, no todas las críticas tienen que ser emitidas o asumidas como necesarias. Haz solo aquellas que sean cruciales para la relación, y hazlas a tiempo, desde el amor y con dos o tres frases. Confía en que tu pareja entenderá y hará su parte.

3. Trabaja tu capacidad de escucha. Quienes tienen relaciones profundas y duraderas reconocen una virtud: el saber escuchar atenta y amorosamente al otro. No se trata de “hacerle el favor” al otro de escuchar el desahogo, sino de empatizar, bajar la guardia, comunicarse sin interrumpir y confirmar la información que recibes.

4. No sueltes las riendas de tu vida. Hay muchas personas que al iniciar la vida en pareja se desconectan de sus amigos y su familia, incluso descuidan el trabajo para poner a su amado en el centro del universo. Eso carga a uno con responsabilidades que lo sobrepasan y al otro lo convierte en un ser secundario. Enfoca tu energía en vivir tu vida de la mejor manera posible, eso implica conocerte, procurarte, respetar tus espacios personales y ser fiel a tus principios.

5. Aprende a ofrecer disculpas. Recuerda que para bailar tango se necesitan dos. Nadie puede asumir toda la responsabilidad de un problema o un error, nadie puede tener toda la culpa. Asume la parte que te toca y trabaja en perdonarte a ti mismo; la comprensión y la compasión van de la mano.

6. No exijas que te pidan perdón. Hay personas que crecieron en hogares donde la palabra “perdón” era como Santa Claus. Sin embargo, aun cuando les sea difícil decirlo, se expresan de otras formas y tratan de reestablecer el diálogo amoroso a su manera, con actos o pequeños detalles. Hay que saber rconocer y aceptar esos gestos de humildad.

7. Cumple tus promesas, por más pequeñas que sean. Si dijiste que lavarías un plato o que pagarías el teléfono, si prometiste ahorrar para un viaje o si juraste fidelidad, cumple. No asumas que puedes compensar las promesas incumplidas con otras acciones. Así no funciona. Ser congruente y fiel a tu palabra te hace digno de confianza y lealtad.

8. Modera la intensidad. Las emociones son como el fuego, pueden quemarlo todo si no sabemos moderarlas. Observa qué necesitas y qué necesita el otro en situaciones de estrés o de tensión. ¿Distancia, compañía, contención, apoyo, silencio? Aprende a pedir y a dar, aprende a acercarte y a alejarte según lo requiera el momento. Y nunca te descuides.

9. Corto, claro, respetuoso. Hay personas que necesitan que les den muchos detalles para comprender ciertas situaciones. Hay otras que no soportan el rollo. Pero todos tenemos algo en común: necesitamos identificar, escuchar y verbalizar el problema. Asegúrate de hacerlo con claridad, sin rodeos, sin chantaje y sin agresividad. Como si fuera el diagnóstico de una falla mecánica fácil de reparar.

10. Conoce tus límites. Para vivir en pareja se necesita mucha flexibilidad. Sin embargo, es preciso establecer desde el inicio qué estás dispuesto a negociar y hasta dónde vas a ser permisivo. Si algo perdura a través del tiempo es la admiración que sentimos por alguien que sabe respetarse a sí mismo.

11. Elige tus batallas. Hay discusiones y conversaciones que en lugar de construir una buena relación, la destruyen. Generalmente en ellas hay agresividad pasiva, sarcasmo, descalificación u hostilidad encubierta de las formas más sutiles. Es importante identificarlas y saber poner un alto. La mejor manera de hacerlo es decir: “No voy a continuar esta conversación ahora. Cuando estés más tranquilo y dispuesto a hablar respetuosamente, avísame”. Y más importante todavía: sé congruente con lo que predicas.

12. No dejes de ser un misterio. Es deliciosa la comodidad que conlleva saber todo del otro. Sin embargo, cuando uno se vuelve predecible, la relación deja de ser motivante porque el deseo y la atracción se encienden con la curiosidad. Toma un taller, un viaje en solitario o una clase por tu cuenta. Las experiencias distintas nos permiten redescubrir nuevas facetas del otro (y de uno mismo) y mantener viva la curiosidad.

13. Reglas de conectividad. Seguramente nuestros padres o abuelos no tuvieron ese problema, pero las nuevas generaciones tenemos que establecer acuerdos para que la conectividad tecnológica no se convierta en un problema de desconexión emocional. Nos guste o no, es necesario regular horarios, tiempos, espacios y situaciones para navegar en Internet o atender llamadas.

14. Sexo y variedad. Casi siempre en una pareja hay uno que inicia el juego sexual, pero a largo plazo este rol puede resultar cansado. Toma la iniciativa de vez en cuando, cultiva el deseo de tu pareja con juegos, no te niegues la posibilidad de conocer alternativas. No pierdes nada y ambos ganan. Y si eres el que siempre comienza, deja un poco de espacio para que tu pareja despliegue su creatividad. Antes de caer en la monotonía, piensen en alternar el ritmo y variar la dinámica.

15. Trabaja tus relaciones familiares. Revisa tu historia familiar y no temas cuestionarla, eso puede hacerte crecer como persona y fortalecer tu pareja. Sólo cuando observamos y entendemos nuestro lugar en los triángulos familiares disfuncionales somos capaces de cambiar patrones negativos heredados. Éstos son los que nos hacen reaccionar de manera inconsciente en vez de actuar creativamente.

Edith Gero es diseñadora gráfica, escritora, consejera bíblica y la creadora de Bahía Esperanza: un sitio amable donde romper el silencio y encontrar herramientas para la resolución de conflictos, más la motivación a un sano crecimiento diario.

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