Ni trato ni contrato
Ni trato ni contrato

Ni trato ni contrato

¿Te has estado relacionando con los demás mediante un trato o contrato?.

Solamente determinados tipos de relaciones interpersonales requieren un contrato . Las laborales, el contrato matrimonial y algunas más relacionan a dos partes mediante un contrato escrito y firmado. Pero aún en ellas, la sobrevivencia del contrato dependerá de la forma no escrita en que nos relacionemos antes. Un contrato escrito que relaciona a dos personas, partirá siempre de un acuerdo previo y de una decisión de caminar juntos en ciertas áreas. Esta es una invitación extendida a romper todo contrato invisible que no corresponda a las categorías legales y que creamos quebrantadamente al relacionarnos.

Así ha sido a través de la historia, no amor que todo lo dá, que todo lo soporta, que todo lo espera según fuera expresado en 1º de Corintios 13.  Solo un trato, un «contrato».
Te doy si me das. Y si te doy,  quedas obligado  a darme en un invisible contrato.   Te quiero si me dás lo que necesito, y si no sos lo que creía ya no te quiero, ni construyo ni invierto más en tu vida.
Te doy si me dás. Me caso si cambiás y te dejo porque no hiciste tal y tal cosa.

Tratos. Contratos invisibles donde son mas vistas las obligaciones generadas que el privilegio de simplemente dar, disfrutar, conocer.
Eludiendo que las relaciones son siembra y cosecha.  Y sembrar depende de nuestras decisiones.  «Todo lo que tengo son mis decisiones». Las relaciones comienzan y terminan por mis propias decisiones personales, no por lo que otro hace o deja de hacer. Ninguna relación se extingue del todo aunque medie una separación,  si no es terminada en nuestro interior. Y  por otro lado toda relación puede sobrevivir a los naufragios si decido seguir sembrando en ella.

Dios se relaciona con nosotros mediante Su perfecto amor, y sus reglas son que nosotros nos relacionemos con El y con otros, no mediante tratos, sino mediante el mismo amor que recibimos de El y extendemos a los demás como a nosotros mismos.
El amor como Dios lo pensó se extiende, no se «contrata» no genera derechos y obligaciones. Solo se dá como el río dá su agua al que bebe mientras sigue su cauce de dar vida. El amor no logra realimentarse por contrato, sino porque de tanto dar genera un feed-back continuo donde recibe mientras dá.

Las personas adultas somos complejas y nos relacionamos de modos complicados y dificiles. Reune dos personas y diferirán en mil cosas. Reune tres y tendrás problemas más de una vez.  Hasta existe ya la carrera de  «mediador» porque somos incapaces de entendernos. Por un lado tenemos malos aprendizajes de  relacionarnos con  formas quebradas y alejadas de Dios, fuera  de Su modelo perfecto. y por otro lado, somos resistentes a los cambios que deberemos implementar si queremos  llevar a cabo con éxito el emprendimiento de relacionarnos  sanamente, integramente con otros y con Dios.

No existe ninguna diferencia en la forma en que nos relacionamos con Dios y con otros,  todas las relaciones interpersonales posibles responden a la medida y forma en que Un solo Diseñador Perfecto las creó. Y «Amor» es su nombre, y el alcanze de su contenido.

Los seres humanos no fuimos creados para relacionarnos  bajo tratos ni contratos (fuera de los legalmente necesarios como ya aclaré)
Los hombres solo podemos caminar  bajo el pacto de amor de Dios, y hacer pactos con otros hombres desde ese mismo amor. Pactos de lealtad, de respeto, de permanencia, de unidad. Caminar bajo el acuerdo de la amistad, de hacer el bién cada día de nuestra vida.

 

Texto: Edith Gero

Imagen: Yo la ví primero que tú, by Sasi-Smit en Banco de Imágenes Gratuitas

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.