WASHINGTON.- La lista es simplemente demasiado larga. El alguna vez candidato a presidente de Estados Unidos John Edwards, el ex presidente de Israel Moshe Katzav, la superestrella del golf Tiger Woods…
Dominique Strauss-Kahn, ahora ex jefe del FMI, se ha unido a una plétora de hombres que estando en el pináculo del poder enfrentaron la ruina debido a un escándalo sexual.
La experta en patologías sexuales Sharon O’Hara dice que son incontables los casos de hombres con un apetito sexual insaciable que han dejado que su búsqueda compulsiva de conquistas sexuales los consumiera. «Les ha sucedido a muchos peces gordos de Hollywood, que no ven otra cosa…, tienen la idea fija», dijo O’Hara, y advirtió que a veces esa compulsión cruza la barrera del ilícito.
«Es un rasgo psicopático: «Tengo tanto poder que puedo tener lo que quiero con quien quiero y cuando quiero»», dijo O’Hara, directora clínica del Instituto de Recuperación Sexual (SRI) en Los Angeles.
La intersección entre sexo y poder volvió a ser el centro de atención el martes, cuando el ex gobernador de California Arnold Schwarzenegger admitió la paternidad de un hijo natural con una mujer de su personal doméstico. Esa relación clandestina de años de duración precipitó el final de su matrimonio de 25 años con Maria Shriver.
O’Hara describió a los adictos al sexo y a los agresores sexuales como grupos con problemas diferentes, cuyos comportamientos disfuncionales a veces son coincidentes.
«Pero mientras la adicción al sexo podría ser dañina sólo para el propio adicto, cuando del otro lado hay alguien que no está de acuerdo, o uno está espiando por encima del panel divisorio de un baño, entonces estamos hablando de una conducta delictiva», señaló O’Hara.
El experto en desórdenes sexuales Robert Weiss, por su parte, dice que los hombres en la cima del poder son particularmente proclives a comportarse de ese modo, y hasta escribió un libro que estudia ese síndrome: Por qué los hombres que tienen poder pasan al acto.
Existen discrepancias, incluso entre los profesionales de la salud mental, acerca del modo en que debe ser considerada la adicción sexual. Para la Asociación Norteamericana de Psiquiatría, por ejemplo, la adicción sexual no entra en la categoría de los desórdenes mentales.
Pero un famoso experto en disfunciones sexuales, Patrick Carnes, estima que casi el 9% de los hombres norteamericanos son adictos al sexo. Y los expertos como Weiss dicen que los hombres poderosos que ocupan lugares de jerarquía son particularmente vulnerables a las adicciones de índole sexual.
Según Weiss, «se trata de individuos que trabajan entre 16 y 18 horas diarias, viajan por el mundo, alejados de sus seres queridos, y por lo general no tienen a quien hacerle confidencias, mientras que al mismo tiempo deben ser capaces de manejar una fuerte carga de estrés».
«El origen subyacente de este tipo de desórdenes de adicción sexual está en la falta de contención e intimidad emocionalmente adulta, que por lo general viene a sumarse a un trauma emocional de la infancia al que nadie dio importancia», señaló Weiss.
Stephanie Griffith/ Traducción de Jaime Arrambide.
Agencia AFP/ Fuente: La Nación.com
Ministerio Restauración Argentina
1. Trabaja muchas horas al día
2. No son personas de fe
3. Experimentan falta de contención e intimidad emocionalmente adulta
4. Son sólo hombres
5. Por lo general no tienen a quien hacerle confidencias
6. Sufren de mucho estrés