Yo te busco
Yo te busco

Yo te busco

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Buscar, signa nuestras vidas desde que nacemos.

Buscamos alimento, cariño, abrigo y luego evolucionamos a búsquedas superiores al indagarnos sobre nuestro origen, la muerte, el propósito del amor, Dios, el universo…

Si algo recuerdo marcar mi vida desde que tengo memoria, es una búsqueda que no reconocía parámetros.

Por turno, o encimadas, las búsquedas se hacían más urgentes a cada año, y no hallarlas, amenazaba terminar los frágiles andamios sobre los que construía mi vida.

Apenas una búsqueda terminaba, empezaba inmediatamente otra, porque lo que había encontrado, no me satisfacía ni llenaba.

Todas las personas buscamos cosas que consideramos esenciales para vivir. Amor, sustento, compañerismo, reconocimiento en nuestros logros, salud para nuestros cuerpos, felicidad.

Y también veo que a todos nos pasa, que cuando lo tenemos, sentimos que no llena el vacío en nuestro interior.

Una y otra vez, mientras los años desfilaban y hacían cicatrices en la piel del alma y la memoria, me preguntaba, que era la felicidad, y si siquiera existía.

Mientras me agotaba en búsquedas estériles,

Cuando debí recurrir a Dios, para sobrevivir, estos versículos de la Biblia golpearon e impregnaron mi vida.

“Como el ciervo brama por las corrientes de las aguas,

Así clama por ti, oh Dios, el alma mía.

Mi alma tiene sed de Dios, del Dios vivo;

¿Cuándo vendré y me presentaré delante de Dios?

Fueron mis lágrimas mi pan de día y de noche” Salmos 42.1-3


Yo no sabia lo que era un desierto espiritual, menos la sed. desierto1

La figura de un precioso ciervo, sediento, olfateando el aire por agua, me impactaba. En mi mente veía el bello animal, bramando por el líquido vital.

El comentario de la Biblia Adam Clarke cita lo siguiente “El ciervo se siente casi completamente agotado, casi está cazado, los perros corren en su persecución, él se encuentra abrasado por la sed y en el ardiente calor con ansiedad desea agua y al llegar a un río se zambulle como su último refugio”.

“Un abismo llama a otro a la voz de tus cascadas”Salmos 42.7

Abismo es una de las acepciones para espíritu. Desde lo más profundo de mi ser, desde mi propio centro, mi espíritu llama al Espíritu de Dios, por sobre el ruido diario de las cascadas del mundo.

Mas allá de toda prisa y necesidad, late una urgencia eterna, buscar a Dios.

Es impactante, imaginar, detrás del ruido cotidiano, el llamado silencioso y desesperado de nuestro espíritu, clamando por Dios.

Escuche miles de predicas y conferencias, miles de canciones, pero siempre me quedaba lo mismo

Buscar a Dios.

¿Qué sería buscarlo? ¿Por donde se empezaría?

El significado de la palabra “buscar” nos dice que es:

Intentar localizar, o encontrar- intentar conseguir algo – provocar – registrar-escudriñar – indagar – averiguar – rastrear – inquirir –examinar – investigar – examinar – explorar – andar a la caza – acosar – prender – apresar – cautivar – lograr –conseguir – pretender.

Las personas tendemos a hacer, a producir. Pero a Dios se lo encuentra estando quietos, y permaneciendo delante de El en la soledad de nuestro altar personal.

estad quietos, y conoced que Yo soy Dios”. Salmos 46.10

Nadie puede hallar lo que no ha buscado primero.

Todo el que quiere aprender un oficio o disciplina, deberá pagar el precio de pasar miles de horas con su maestro.

Me costo tanto comprender que debía ir delante de Dios, y no enhebrar mi rosario de peticiones y oraciones repetitivas, sino asegurarle mi amor, y mi sed por El, y esperar delante de El.

Luego escuche hablar, que hallar a Dios era el privilegio de los locos desesperados por su presencia.

Algunas ideas comenzaron a formarse. Que concuerdan con el significado de la palabra.

Cazar a Dios, rastrearlo, indagar en Su palabra, provocarlo a que se presentara, indagar Quien era.

Eso me llevo naturalmente a leer la Biblia, necesitaba, conocer Sus pensamientos.

Al caminar sus páginas, una palabra me llamo la atención una y otra vez.

Sed.

Si Dios era el agua, yo debía tener sed, y es en el en desierto donde se tiene sed,

Cuídate de no olvidarte de Jehová tu Dios…

Que te hizo caminar por un desierto grande y espantoso, lleno de serpientes… y de sed, donde no había agua, y El, te sacó agua de la roca del pedernal” Dt 8.11 y 15

Comencé a entender que los temibles desiertos por donde todos caminamos, tal vez no fueran un castigo del cielo, sino un lugar, donde Dios nos aislaba para llamarnos, para atraernos a Si mismo, y desatar en nosotros, Sed por El.

Y comprendí el porque de las tormentas y desiertos.

En las épocas de calma y bonanza, no buscaba nada, todo estaba bien.

Pero cuando el desierto se abría ante mi, sin preaviso, y la soledad me embargaba, me sentía predispuesta a buscar al Señor, y llamarlo.

Fueron los años en que comencé a pedir, ser llevada al desierto, ser llena de sed, y hambre por Su presencia.

Fueron años cantando a solas en mi habitación, a veces muy bajito, en el jardín o en el living, donde encontraba un lugar a solas, cantándole

“Tú eres mi respirar, Dios tu presencia, vive en mipaisajes2011

Tú eres mi pan Señor…Y yo, te anhelo Señor”

“como el ciervo, busca por las aguas, así clama mi alma , por ti Señor,

Día y noche, yo tengo sed de ti, y solo a Ti, buscaré.”

En cada tormenta, he buscado por años a Dios primero,

Antes de estar con la gente, lo he buscado a El,

En amaneceres sin luz, en noches heladas, y en días radiantes. En hospitales y en lujosos lugares. Lo he buscado en el mar y en tierras desierta, en cada hoja.

He buscado Su perfume en cada ráfaga de viento, busque Sus palabras a mi vida en la Biblia, busque Su amor para restaurar mi vida. Busque Su sombra para sustentarme.

Lo busque en mi pasado, para encontrarle sentido a mis infiernos y muertes personales.

Lo he buscado hasta que no me quedaron lágrimas, y la sed abraso toda mi garganta.

Y por cuanto lo busqué, lo encontré.

Y mi vida, fue transformada para siempre.

En mi late una certeza que no se ha movido en los años ni en los desastres.

Todo puede estar mal, pero conozco a mi Dios, y he sentido Su amor.

Porque todo lo que he visto de El, solo ha aumentado mi sed de conocerlo.

Porque en El mi humanidad de diluye y queda solo Su Gloria, llenando el mundo y mi vida.

Porque al vislumbrar un pedacito de Su belleza, mis sombras son llevadas a luz.

Yo te busco mi Dios, mi Rey, mi amado, con todo mi corazón.,

Dios, Dios mío eres Tú,

De madrugada te buscaré,

Mi alma tiene sed de Ti, mi carne te anhela,

En tierra seca y árida donde no hay aguas” Salmos 63.1


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