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Bahía Esperanza


Dedico este artículo a cada persona que he tenido el privilegio de conocer aquí y que ha pasado por mis espacios. Ni ustedes ni yo hemos sido los mismos luego.  Gracias, por dejarme conocer la riqueza de sus corazones, y dejarme ayudarlos, porque al hacerlo, me he ayudado a mí misma por añadidura. Gracias también,  a mi familia, que me ha sostenido siempre con increible amor. Gracias  a mis  queridísimos amigos cuya lealtad y amor hacen que cada día sea especial. Gracias  a mi Amado Dios de toda esperanza , que vuelve posible lo imposible. Y un agradecimiento especial a todos aquellos que vinieron a mi Bahía  a capacitarse y  se quedaron a trabajar duro. Ustedes, son el motor silencioso, el engranaje no visible de la Bahía,  y lo que cada uno hace, tiene un peso enorme y eterno. Gracias. Mil Gracias para todos. ….

Por varios días, me quedé fuera de la Bahía por uno de tantos temas técnicos. La dilatación en poder solucionar el tema unido a verdaderos aluviones de comentarios spam de todo tipo, primero me agobió, luego me hizo pensar , que Dios siempre quiere enseñarme algo en todo lo que permite en mi vida.

Así que me puse a buscar, lo que había para mí . Siempre  primero mirar  adentro nuestro , recuerdo al pasar…

Y entonces fue, que descubrí un fondo de desesperanza en mí misma…
¿la creadora de Bahía Esperanza desesperanzada? Si. asi fue.
Cuando uno vive en tormentas como me ha tocado vivir, a veces, el bramido del viento tiende a agotar nuestros oídos y a volver la calma en algo incierto e inquietante.
Han sido tantos años luchando, por sacar adelante a la gente, mientras intentaba hacerlo conmigo misma. Y estaba cansada. Dios es sabio, y me sacó de la Bahía, para recordarme lo que es vivir en «esperanza contra esperanza».

Esos días de mar abierto, no fueron lo que temí ( otra vez la desconfianza), esperé guerras, y tuve un mar brillante, con olas amables, y viento siempre a favor. Porque Dios, es eternamente bueno y maravilloso, y conoce las inquietudes de nuestro corazón y trata con nosotros, antes de que siquiera podamos ver, que está ocurriendo.
Así que , el Cielo me llevó a navegar por aguas cristalinas donde podía ver los peces jugar entre los corales.

Y mi corazón, también jugó un rato, y me sentí libre para hacerlo.

También aprendí esos días del extracto sabio de un amigo que «La esperanza no es un combustible puesto en un depósito. No es algo que se acaba por dar a otros, no es un bien de uso, una energía en una batería. No es una magnitud cuantificable. Es otra cosa».  Este mismo sabio amigo me recordó que yo puedo dar, desde mi famosa base de «la plataforma opuesta» lo que no tengo. Porque la esperanza es un don de Dios, está en todos lados, solo hay que abrir los ojos y verla.

Si «ayuda es algunas veces quien evita que no sigas cayendo, para ayudarte a levantarte de dónde ya caíste». yo fui ayudada, en esos días, a reencontrarme con la esperanza. Otro «gracias » a la gente especial que Dios envía en mis días de tormenta.

Por supuesto, que apenas renuncié a mi propia incredulidad y miré al cielo agradecida, dejando que mi Señor renueve la esperanza dentro mío, la Bahía fue reabierta.
Porque todo lo que ocurre en el plano natural , fue gestada o acordada primero en el plano sobrenatural. Y a la inversa, todo lo que hacemos aquí, tiene consecuencias allá.

Este sitio, fue creado para brindar aliento, llevar esperanza a un mundo que llora y que te desanima a cada paso. Fue localizado en una Bahía, para que cada barco , velero , bote, tenga donde resguardarse de las tormentas y reaprovisionar sus bodegas.

Bahía Esperanza nació de un sueño que me mantuvo viva en la época de todas mis muertes.

Cuando me casé , entre las cosas de la casa ensamblada que armamos de dos familias, vino un poster, que mi marido ni sabía de dónde era, y no quería mucho, pero yo lo amé, y lo colgué a la vista. Era una fotografía enorme de un velero anclado en una bahía de aguas mansas al atardecer, encima estaba plasmado este poema

«el amor es una bahía linda y generosa,
que se ilumina y se oscurece,
según venga la vida,
una bahía donde los barcos llegan y se van,
llegan con pájaros y augurios,
y se van con sirenas y nubarrones.
Una bahía linda y generosa,
Donde los barcos llegan y se van
*

Cada vez que yo estaba mal, miraba esa foto. Mientras más me recluí en mí misma al ser cortados mis lazos con el mundo, más soñaba como el único escapismo para no perecer en la cruda realidad que vivía. Esa bahía terminó siendo mi escape de mi realidad, mi sitio imaginario donde aún, podía esperar ese mañana con la mínima esperanza que mis días me negaban.
El día que volví del hospital despues de la muerte de mi bebé, y tres operaciones luego. Solo me senté en el sofá y miraba esa bahía. Algo en mí, lograba hacer conexión, aunque venía de la muerte misma, y yo tampòco deseaba seguir viviendo.

Un día, rompieron el cuadro también. Pero quedó grabado en la retina de mi alma.

Años después, me sorprendí a mí misma, hablando con otros de ser bahías amables, en vez de policias de otros.Extender una mano, en vez de un juicio.

Cuando abrí la primer página y buscaba y oraba por el nombre, uno que a todos ustedes, les significara lo que yo tenía en mi corazón para dar, el nombre saltó. Y yo descubrí, que no se había gestado en mi búsqueda. Dios lo habíaa plantado en mí 20 años atrás, en un poster que se transmutó en un sueño.

Bahía Espèranza, nació así para brindar aguas amables de esperanza y provisión para seguir el viaje.

Los números de visitantes por la Red de la Bahía son impresionantes, miles y miles, de todos lados del mundo, han estado aquí, compartiendo con un mundo, pero sin vernos, como barcos invisibles, guardando un sitio para cada uno tan íntimo y personal como compartir un café con nuestro mejor amigo , en una noche de invierno sentados frente al fuego de un hogar.

A veces veo la Bahía desde el Faro Esperanza. Algunos de ustedes entran y salen continuamenente, a veces traen a otros, me dá gustos verlos siempre. . Otros vienen con el barco destruido, y quedan en terapia intensiva en el Dique Seco, y luego se van, majestuosos , y listos para el viaje. Algunos miran de lejos, se mantienen en la desembocadura de la Bahía donde las corrientes econtradas son inestables, miran, mandan un bote, preguntan, pero no permiten el cuidado necesario, y se van.
Hace poco, empezaron a entrar los especiales, los que desembarcaron , y se quedaron. Los que  vinieron a trabajar y sin decir palabra  dejaron sus botes, se arrremangaron y comenzaron la tarea de reconstrucción. Son tan increibles que a veces ni puedo pararlos para curarles una herida, solo quieren seguir adelante.

Este año  vamos a llenarnos todos de esperanza, y abrirle nuestras puertas de par en par a Dios para que habite en nuestros corazones, se exprese por nuestras vidas, y poder así, amarle cada día como corresponde, manteniendo la esperanza que pronto, estaremos de regreso en nuestro Hogar que El prepara para nosotros.

Si la vida te ha golpeado, si tus días son dificiles, si atraviesas este año una situación extrema, si relacionarte con los demás  sanamente parece una tarea de titanes,  si la lluvia no te deja ver el camino, si no eres libre para vivir ni para amar. …. ¡hay esperanza!

No mires el problema, no mires tu cárcel, dirige tus ojos al Cielo, así como de infinito es, así está lleno de esperanza   y del Amor y Cuidado de un Padre amoroso.  Hay luz en la noche más oscura, hagamos un trato este año, de buscarla, y creer, que está allí aunque no la veamos.  Nunca más oscura la noche, como antes del amanecer.

La luz volverá, espera, espera en Dios, ten esperanza.

Edith  Gero  y el Team de la Bahía.

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*del poema  «Mucho más grave » de Mario Benedetti.

Imagen: Guillermo Latorre, Tenerife , España.

Edith Gero es diseñadora gráfica, escritora, consejera bíblica y la creadora de Bahía Esperanza: un sitio amable donde romper el silencio y encontrar herramientas para la resolución de conflictos, más la motivación a un sano crecimiento diario.

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