Vuelos de esperanza
Vuelos de esperanza

Vuelos de esperanza

La víspera de mi cumpleaños  despertó con una llovizna pequeña y callada mojando despacio la tierra reseca que me movió a varios pensamientos: El primero es que contra toda tormenta y sobre todo día gris y problemático, en mi interior solo hay agradecimiento y esperanza. No podrán las nubes negras contra la «esperanza contra esperanza» en la que espera mi alma; aún si no hubiere razón para tal esperanza, mi corazón sigue confiando en el Autor de la esperanza.

El segundo pensamiento rota en torno a que quisiera que mi vida se parezca cada vez más a esta llovizna, callada salvo cuando las circunstancias me obligan a hablar, y pequeña recordando cada vez más a Aquel que siendo grande se hizo pequeño por amor (haciendo la salvedad que yo siendo pequeña y no grande por naturaleza, intento serlo más aún). Menguar para que otros crezcan.

El tercer pensamiento no es para mí, sino en todo por lo que tengo que estar agradecida: por la Gracia que me prolongó inmerecidamente la vida, por el cariño de tantos con el que fui rodeada, por los miles que me abrieron sus vidas y me confiaron el intentar  ayudar a repararlas, por la familia que crece cada vez más como un árbol frondoso bajo cuya sombra y verdor otros anhelan cobijarse y disfrutar. Por el poder multiplicador del amor y la bondad que se entrega con sacrificio y vuelve potenciada sin límites, dándonos al final tanto más de lo entregado. Por cada hoja y cada cielo que me recuerdan el amor eterno de mi Creador. Por el privilegio de ver año tras año las caras de los que amo, llorar sus penas con ellos y reír sus alegrías. Por la salvación tan grande que me fue regalada de pura misericordia. Por las noches que nunca triunfan sobre el brillante sol que siempre vuelve a entibiar el alma. Por los niños y los ancianos que nos recuerdan el paso del tiempo. Por la fuerza arrolladora de la juventud. Por la capacidad de llorar por los que ya no están, porque eso indica que fueron muy amados. Por las tormentas que permiten el crecimiento, los vientos violentos que arrancan las obras muertas y los atardeceres de calma total sobre el lago que renuevan las fuerzas y la alegría. Por Bahía Esperanza, el sueño que Dios plantó en mi alma y que  tal vez me ha dado a mí mucho más abrigo y esperanza  de la que todos los que visitaron sus aguas.

Con un enorme gracias a todos ustedes, mis queridos lectores que con ganas empecinadas dan cada día lo mejor de sí y luchan por ver un mundo y un tiempo mejor, los dejo con una pequeña reflexión de esperanza.

VUELO DEL ALMA

Cuando el camino se hace cuesta arriba, NO LO DEJES.
Cuando las cosas andan mal como a veces sucede NO ABANDONES.
Cuando no consigas resultados, y se sumen los problemas, NO TE RINDAS.
Cuando quieras sonreír y sólo puedas suspirar NO TE CAIGAS.
Cuando la suerte, te sea adversa, y no encuentres fuerzas para seguir NO RENUNCIES.
Cuando no encuentres compañeros de lucha, NO TE APURES.
¡Hay manos que sostienen las tuyas!
Cree y siente en cada minuto de tu vida, deja que tu alma » vuele libre » por los jardines hermosos de la confianza en algo superior que llega dónde nuestra visión no puede alcanzar, pero sí nuestro corazón puede sentir.

¡Tu alma desea estar libre para darte fuerza y estímulo!

¡INTENTA!

Cierra los ojos por algunos minutos y deja tus pensamientos volar por sitios de amor.
No podemos cambiar el mundo, ni quitar todo el dolor de la tierra, ni tener ya resueltos todos nuestros problemas, pero podemos a cada minuto mirar con ojos del amor a cada cosa.
Si pensamos que todo es pasajero, miraremos con cariño lo negativo que te encamina a la elevación y perfección, y luego observaremos con felicidad el cambio del mal en bien, de tristezas en alegrías.

Lo que hoy nos hace sonreír fueron las cosas que nos hicieron llorar ayer.

Nuestras faltas de hoy también son las alegrías de mañana.

Las personas se van, los amores se pierden en el tiempo, los problemas se solucionan, hasta el mismo sol se va cada noche para renacer al día siguiente… no te quedes en el medio del camino
porque allá… ¡algo te espera !.
Texto: Edith Gero. «Vuelos del alma»: autor desconocido.
Imagen: Villa la Angostura por Adrian Matuz/vía Ruta0.com

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