«El amor es paciente, es benigno; el amor no es celoso». 1° de Corintios 13.4
Mary revisaba los bolsillos de la ropa de su esposo en busca de algo que confirmara su sospecha y mientras se mentía por dentro que siempre lo hacía antes de la lavandería, recordó que hacía dos años le había preguntado directamente que era lo que andaba mal, pero – como siempre- él negó todo.
La excusa de la lavandería la calmó, despúes de todo él no iba a contestar tampoco ahora, era un hecho se dijo a sí misma.
Entonces encontró el celular olvidado en el bolsillo, y lo abrió.
Volvió a cerrarlo por un momento, pero los celos pudieron más que el respeto y comenzó a revisarlo… Un mensaje de una voz desconocida bastó para alimentar el fuego de su enojo ya demasiado contenido. Cuando volvió su esposo, preocupado por el teléfono y la pérdida de datos de su agenda del día la furia de Mary exploto… Mientras él intentaba en vano explicar que esa llamada provenía de su nueva jefa, asociada recientemente al estudio. Finalmente él desistió, ya estaba acostumbrado a no ser escuchado, y a que ella no confiara en el. Hacia mucho que la comunicación se había perdido, junto con el respeto y la confianza.
Mientras tomaba el saco para irse, él pensó en que momento las cálidas bienvenidas se habían cambiado por las recurrentes escenas de celos…La razón de su alejamiento en el matrimonio no era la infidelidad, sino que no se construye amor con la desconfianza permanente. (Crónicas del diario vivir)
Como siempre en el juego del ocultamiento, una cosa lleva a la otra. Un día miro el correo de la otra persona «porque quedó abierto» y luego empiezo a sospechar de todo. Busco lo escondido y escondo que estoy buscando. Las mentiras se superponen. Los celos llevan a la desconfianza, y la sospecha a romper el límite de la privacidad del otro.
Los celos, uno de los grandes venenos de la pareja de hoy, solo pueden darse en un entorno de considerar la pareja como un espacio de poder.
Nunca me cansaré de repetir que la pareja no es un espacio de poder o conquista, es un espacio de amor.
No es un tema de avasallar ni de cercar, es una construcción. Donde sí, por supuesto que hay límites, pero acordados, entendiendo siempre que los derechos humanos y privados de cada persona son inalineables. Los límites son algo que cada persona coloca, no que otro puede imponer. Cada persona coloca sus límites y el otro en una relación decidirá si los acepta o no, dependiendo de eso la relación tendrá o no futuro pero igual no puede avasallar el derecho del otro.
El celoso considera que el otro es su propiedad. Ser «celoso» es un vale todo para cualquier tipo de rotura de los límites del otro.
Las sospechas de quien cela llevan a intentar controlar al otro, a la manipulación, a ocultar su búsqueda de pruebas, a la mentira, a la ira, y la ira puede conducir a la violencia verbal ó física.
Revisar la propiedad privada de otro es un delito. Decirle al otro como debe vestirse o hablar vulnera sus límites de persona adulta. Sospechar del otro indica que la confianza se ha terminado y que la continuidad de la pareja ya está amenazada. Hacerle un escándalo a una persona delante de otros, puede ser un abuso verbal. Hacerle una escena de poder privada a la pareja, puede ser la causa de (ironicamente) perder lo que se supone queremos retener.
Aun cuando creas hacer algo «por amor «hacia el otro, pregúntate y pregúntale, como el otro necesita ser amado, porque el amor es algo para otro, no para uno mismo. No podemos darlo como se nos antoje, debemos darlo respetando. Con celos no se edifica amor.
Lo privado de cada persona, sigue siendo privado aun en la pareja. Yo no puedo ni debo, ni debo querer, abrir el celular o el mail de mi pareja, ni levantar el teléfono cuando habla, o mostrarme suspicaz cada vez que habla con otra mujer (o con otro hombre, porque hoy en día…) ni exigir absolutamente nada que el otro no quiera dar, así sean las palabras .El otro, no es un objeto de mi propiedad, ni siquiera de propiedad de la pareja. El otro, es un sujeto a quien amar. El amor se extiende, no se reclama.
El amor no desconfía. El amor no es irritable. Cada integrante de la pareja debe hacerse cargo de sus personales enojos, ira, frustración, sospechas, celos y tratarlos por sí mismo. Puede hablarlo con el otro, pero no hacerlo responsable al otro. El otro, no es un tacho de reciclaje donde tiramos todas nuestras falencias, ni tampoco el receptor disponible para nuestras listas de reclamos. Y aún si el hecho que se sospecha fuera cierto, entraría en la decisión personal del otro, y no sería un derecho a tomar acciones por eso.
Si, el otro «debería» ser honesto con nosotros, y «debería» hablar y debería, decir si cambió de opinión… Pero podemos expresar y preguntar por los «debería», no coaccionarlos y menos exigirlos en un ataque de celos.
Hay unos pocos celos (muy pocos!) que son legitimos, pero debemos tener mucho cuidado en el límite. El «buen» celo es el cuidado de lo que está bajo nuestro cuidado por estar en relación con nosotros. Es como el celo de Dios hacia nosotros, sus hijos que expresa Santiago 4.5. Es un celo que anhela y desea lo mejor para el otro. Según el diccionario este celo «correcto» es un amor extremado por el bién de otros. Este celo está siempre asociado al amor y al cuidado, nunca a la sospecha al ser una cualidad del amor. Nadie siembra para no cosechar, o para permitir graciosamente que otro venga a levantar la cosecha… Pero hay una diferencia entre cuidar nuestra siembra y mantener el cerco del límite para que no la invadan, a poner mis plantas en una cárcel bajo llave. De seguro mi planta no sobrevivirá en tales circunstancias.
El mismo diccionario define a los celos patológicos como «recelo», palabra que se aplica tanto a un arma que se dispara con excesiva facilidad, como a temer y sospechar. «Los celos son el furor del hombre» dice Proverbios 6.34 y aquí ya entramos en terreno espinoso. Porque aquello que creimos ejercer legitimamente para proteger lo que pensábamos nos pertenecía, de repente se transforma en algo oscuro, que rompe el derecho del otro y me introduce a mi, en el campo del engaño, y de romper las reglas relacionales de Dios.
Gálatas 5 nos dice que los celos son fruto de la carne, todo aquello que va en enemistad contra Dios, y que aquellos que lo practiquen, no heredarán el Reino. Dios utiliza palabras terminantes para las consecuencias de proseguir este tipo de acciones.
El reaseguro de la pareja, es el amor. Cuando alguien ama y se siente contenido, escuchado, respetado, y alentado; no buscará otras fuentes. Y el amor que ama, respetará tambien las decisiones del otro si van en ese sentido y esperará paciente su propia siembra . Es esto un darle total libertad al otro? Sí y no. El amor es una decisión diaria y libre de volver a elegir al otro, pero el amor obliga a amar con respeto, lealtad y verdad.
«El amor es paciente, es benigno; el amor no es celoso ni envidioso; el amor no es presumido ni orgulloso; no es arrogante ni egoista ni grosero, no trata de salirse siempre con la suya; no es irritable ni quisquilloso, no guarda rencor; no le gustan las injusticias y se regocija cuando triunfa la verdad.
El que ama es fiel a ese amor cuéstele lo que le cueste; siempre confía en la persona amada, espera de ella lo mejor y la defiende con firmeza». 1 de Corintios 13: 4-7 NTV
Texto: Edith Gero.
Citas bíblicas: Nuevo Testamento Viviente/ Liga Bíblica Mundial del Hogar.
Imagen: © thanh CC:Attribution-ShareAlike / Vía: www.openphoto.net
que hermosa palabra, me a hecho reflexionar
Hola Karina. De eso se trata, de que reflexionemos juntos. un abrazo.
Es muy cierto eso de respetar lo privado de cada persona aun siendo tu pareja,linda refleccion,bendiciones un beso.
Gracias Carolina. Si solo entendiéramos que amor es respeto, tendriamos un hoy mejor. Otro beso para vos.
k hermoza palabra que dios l@ vendiga k palabra tan bella mientras observaba cada parafo y leia cada renglon me di cuenta de k en cosas me estoy ekivocando pero es bueno saber en k para poder mejorar muchas gracias linda palabra
De eso se trata Bryan. De que podamos cambiar, de que podamos crecer. No de encontrar culpas que a nada ayudan. Sino de crecer. Un abrazo.
Como me gusto eso del amor no celoso!! ya que mi relacion con mi novio que es pastor por eso no logro entender, me dejo porque no pudo superar el dolor de mi pasado ya que soy vuida el se siente extremadamente celoso de mis ex-novios y viviamos siempre discutiendo por eso, por mas q le dije que lo amaba no me creyo y alli esta sufriendo pero no quiere volver para no hacerme sufrir a mi tampoco con sus celos. Aclaro el nunca me maltrato solo lloraba de impotencia por no poder superar los celos de ese pasado. Por favor oren por mi para si es la voluntad de Dios que volvamos el lo ayude para que podamos retomar nuestra relacion.