Identidad y equipaje.
Identidad y equipaje.

Identidad y equipaje.

Dicen los que saben que para viajar bien hay que hacerlo  ligero de equipaje, otros directamente  llevan las valijas vacías para traer cosas nuevas de sus destinos.  Como yo no soy viajera experta siempre llevo lo que no necesito y me falta lo que no llevé…, pero vamos a hablar de algo en lo que  sí he logrado un poco de competencia: el equipaje del alma y su incidencia en la identidad.  Si uno mira atentamente el corto “Baggage” que está a continuación, no se puede evitar pensar que todos andamos  (o anduvimos) así  por la vida, y que no solo es imposible avanzar de esa manera, sino que  hasta quedarse en el lugar es agobiante.

Los seres humanos cargamos todo tipo de mochilas pesadísimas; sin necesidad, porque al crearnos Dios también inventó el remedio para eso. Sin embargo, como nos encanta retener el control en esa inútil omnipotencia que exhibimos tan a menudo, preferimos lamentarnos por el peso que cargamos que liberarnos de Él.  Tal equipaje de  peso invalidante tiene muchos componentes de una identidad viciada de serios errores y si pretender avanzar con peso extra es difícil, es altamente complicado hacerlo portando una identidad equivocada. La identidad determina la forma en la que nosotros nos vemos y  el grado de estima o valor propio.  La gran mayoría de los conflictos como abusos, homosexualismo, depresión, y demás están totalmente ligados a tal identidad. El punto donde confluyen identidad y equipaje está en que  al vivir cada vez más lejos de Dios no hemos entendido que hay dos identidades y sólo asumimos la que es fruto de nuestras experiencias pasadas, que fallada como es pasa a integrar gran parte del peso inútil que acarreamos.

Déjenme refrescar el concepto de “dos identidades”. Por un lado tenemos la  identidad humana que es un complejo proceso que vamos formando desde muy pequeños  interactuando con  nuestro  entorno, familia, cultura, sociedad, escuela, amigos y diversos modelos que vamos incorporando. Tomamos un poco de aquí y de allá y al fin sostenemos “esto soy yo” o “yo no soy esto”  con total suficiencia, aunque profundas preguntas nos atenacen  y el equipaje que generaron  en nosotros nos lleve arrastrándonos por dentro de tanto peso. Tal identidad tomada de valores humanos  es tan imperfecta como imperfectos somos los seres  humanos  y produce en nosotros una identidad quebrada y muchas veces plagada de engaño como es el caso  los conflictos de género dónde se cree a deseos,  pensamientos, tradiciones y modelos equivocados y se termina asumiendo como verdad un error.  La sociedad y los demás tampoco ayudan, porque todos están en la misma situación o parecida y las pocas voces que se elevan por lo contrario son acalladas en el griterío general. Entonces concluyes en  que “eres” violento  porque tu padre fue así y lo heredaste, o que  “eres” un bueno para nada porque tu madre te lo repetía y lo creíste, o que “eres” homosexual” porque tienes desde hace mucho inquietudes al respecto y como  la mayoría te avala  ahora decidiste “ser” algo distinto a lo que fuiste creado. Y etc, etc y etc.

La no considerada (o ignorada por la mayoría) óptica de Dios es totalmente diferente. Él nos hizo a “Su imagen y semejanza”, nos creó en bondad y perfección,  en poder, en respeto, en amor. A Su Imagen.  Esa identidad original, perfecta y no quebrantada es más accesible de lo que creemos. El camino hacia ella es a través de Cristo, “el único camino, la verdad y la vida”. Nunca hubo otra ruta, por Él fuimos creados y en Él se reúnen y aclaran todas las cosas. Tal identidad y ADN divino en nosotros está accesible mediante el espíritu de adopción que recibimos cuando reconocemos a Dios mediante Su Hijo.  Y allí encontramos también nuestra acta de nacimiento original, porque no solo somos hijos de nuestros padres biológicos, sino  que primero fuimos hijos de Dios y mediante el Espíritu podemos reclamar ese lugar nuevamente.

Deshacernos del equipaje pesado e inútil  con todos los componentes fallados de identidad, es posible mediante  el camino de libertad e identidad en Cristo,  Quien ya nos dijo que dejemos nuestras cargas delante de Él y llevemos solo la suya, que es ligera porque Él siempre cargará el peso mayor por nosotros si estamos dispuestos a ceder el control. A través de la renuncia, el perdón y algunos otros mecanismos espirituales que luego  (porque somos tres en uno) tendrán consecuencias en el alma y conducta;  se puede llevar a cabo el proceso de renunciar a todo el peso muerto y asumir  la identidad original, que nos posibilitará vivir en la perfecta paz de Dios y caminar en la libertad con que Él nos hizo libres.

Si necesitas ayuda el plan de restauración, crecimiento e identidad está disponible para ti sin cargo, escríbenos  a la casilla de consejería, expón tu caso y te lo enviaremos.

Atrévete a vivir la experiencia de caminar en libertad.

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Ver video «Baggage» de Skit Guys.

Texto: Edith Gero

Imagen: Beautiful Pic

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