De venganza, perdón, justicia y El Vengador
De venganza, perdón, justicia y El Vengador

De venganza, perdón, justicia y El Vengador

 

«Dichosos los que tienen hambre y sed de justicia, porque serán saciados» Mateo 5.6

En un mundo plagado de injusticias hay en todo hombre (en el sentido genérico de humano) un profundo anhelo de ser reinvindicado en justicia.  De hecho que vindicar es sinónimo de vengar. Entonces la satisfacción del agravio que es la venganza  simplemente es implementar justicia por mano propia.  Y creo que no hay deseo más fuerte en quien mucho ha sufrido, que el de recibir justicia.  No, no estoy defendiendo la venganza, la estoy explicando. Porque somos rápidos para decir que perdonamos cuando en realidad no lo hacemos, o para sostener que no perdonaremos, sin entender que el perdón puede ser la mejor venganza, ó la mayor forma de justicia…
Sí, leiste bién.
Como tampoco entendemos que la justicia humana es y será injusta hasta que todo termine y llegue la Perfecta justicia, ya Isaías nos enseñaba que toda nuestra justicia es como un trapo de inmundicia».

La película “El Conde de Montecristo” es una narración interesantísima de lealtades y traiciones; de fe, desesperanza y deseo de venganza.  Y por sobre todo  es la historia del triunfo final de la justicia divina, aquella a la que el Conde apeló en su fe inicial, y que triunfa aun luego de que la fe se desvaneciera para dar lugar a la sed de venganza…
Encerrado por  décadas en la mazmorra de piedra de una isla perdida,  sin ver el sol, olvidado por los hombres, por sus amigos que lo traicionaron, y por la mujer que amaba (en cuya traición creyó aunque ella nunca dejó de serle leal a pesar de haber sido engañada).
Edmund Dantés, quien luego apareceria como el Conde de Montecristo cree que su vida ha terminado alí, en esa oscura mazmorra. Nadie sabía que seguía con vida. Nadie lo escuchaba gritar cuando año tras año sus carceleros entraban a castigarlo con el látigo.

Pero él creía, su fe estaba viva en Aquel que todo lo vé. Y sobre la roca, cada día, escribía: “Dios me hará justicia”
Un día quiso ahorcarse en su locura solitaria, pero mientras lo intentaba las palabras en la roca le hablaban de su propia fe  en la justicia que un día llegaría. Y siguió adelante.
Inesperadamente cuando Dantés ya había perdido la esperanza, la solución para salir de aquel lugar aparece… La más completa ayuda esperada por una persona. Y aún el Cielo usa la fuerza de su sed de venganza para motivarlo a vivir.
Muchas situaciones se desencadenan, y si ves la película, verás una interesante trama. Para mi, el Dios que fue convocado en la fe inicial, sigue moviendo los hilos de la trama a favor de Dantés, para llegar finalmente a la justicia.
Cuando Edmund sale de la prisión, y su deseo de venganza crece, Dios le provee un amigo; que al salvarle Edmund la vida, se convierte en su sombra por la vieja ética de tales casos. Esta persona ayudará  a Edmund en todo lo que hará, y le impedirá  irse demasiado del camino.

La venganza es el camino que  toma generalmente  un mundo que habla mucho de perdonar pero perdona poco y nada en lo real. El perdón es la obra cabal, total, y suficiente lograda en la cruz. No existe el perdón a medias para Quien lo creó. Y cuando nosotros decimos que perdonamos pero actuamos en pequeñas  y diarias venganzas, hacemos inútil e incompleta tal obra.
-Ah pero es que él me traicionó primero entonces yo hice lo mismo y salí con otro.
– Bueno es que ella hizo tal cosa y por eso yo no volví a a hablarle.  Pero yo la perdoné!
Eso, es ni mas ni menos que venganza. Te dije que te perdoné pero me muevo hoy contigo conforme a lo que hiciste antes. Al decir de un conocido consejero familiar, sigo sacando el esqueleto del armario.
Venganza….

Todos lo hemos hecho mil veces, ya sé. Y otras tantas hemos practicado el perdón incompleto o hipócrita o como quieras llamarlo. Lo sé. Yo también lo hice, o mas bien dicho, lo sufrí. Porque uno dice que perdona, el otro se vá tranquilo, y uno se queda lleno de toda la injuticia que siente .
Y la frustración y el anhelo por la justicia crecen adentro.
Y muchas veces ese es el caldo de cultivo de la sed de venganza, de revancha, de hacer lo mismo…
Actuar en “reacción”se le llama hoy dándole un nombre mas avalado  por la Psicología y la Física.  La primer ley de Newton dice que “a toda acción le corresponde una reacción”. Gritas, porque el otro te gritó. Dejas porque otro te abandonó. Venganza. Ojo por ojo.
Yo sé lo que duele. Yo sé lo que es ver nacer un hijo muerto y llenarse de pensamientos oscuros. Lo sé. Yo se lo que es sentir tal dolor, por tal injusticia, que cada día uno escribe con una esquirla de piedra, sangrando los nudillos en la piedra de la vida, un mensaje donde deja hasta el alma en un grito desesperado…
“¡Dios, hazme justicia!!”

Pero también sé una cosa. Hace algunos pocos años aprendí a separar, mi dolor, y mi sed de justicia, del perdón. Aprendí a esperar por la justicia de Dios, la única que tendremos finalmente, la única que no olvida. Aprendi a dejar mis asuntos inmanejables en Sus manos. Deje de vengarme sutilmente en otros por lo que sufri, aprendí que si yo perdono de corazón, Dios tiende un manto de Gracia y olvido sobre lo imperdonable…
Pero también aprendi, que El no dejará nada sin su justo castigo, y que es cierto que perdonar implica sacar la venganza de mis manos para ponerla en las manos de Dios.

La Biblia nos expresa claramente que Dios es nuestro Vengador.  Es un tema de entender la historia. Antes la justicia dada por Dios era la venganza y la ley del talión. Pero un día Dios envió a Su HIjo, Dios con nosotros, a Quien hizo «Justicia de Dios» para que nosotros no tuviéramos que seguir cargando con sangre en nuestas manos. Jesús pagó por un perdón que no merecíamos para que pudiéramos ser perdonados y perdonar, y dejar la venganza y la justicia en manos de Dios. No solo fue la historia la que se partió en dos hace más de dos mil años, también la ejecución de justicia cambió su forma.

Dios fue mi vengador, porque aunque perdoné a consciencia y pedí que no les fuera contado lo que hicieron, Dios no puede ser burlado, es tanto amoroso como fuego consumidor. Les podría contar mil detalles donde sin yo hacer nada por ello,  la justicia divina recayó sobre mis burladores, y fui vengada sin yo desearlo, porque un perdón sincero significa que toda sed de venganza nos abandona.

¿Debemos esperar entonces esa venganza divina si actuamos contra otro? No necesariamente, si sabemos pedir y buscar el perdón, todo termina por reconciliarse en Dios según Su propósito original, y El siempre perdona al que se arrepiente, pero no es este un tema para tomar a la ligera. Ni el perdón ni la venganza y menos la justicia es algo que podemos usar a discresión, porque no es nuestro. Alguien, pagó el más alto precio por ello.
Y para aquello que pasó de lo que no hay vuelta ni parece haber ya justicia… Para mis hijos que murieron, para mi juventud que se fue sin remedio, para los miles de niños abusados, para la mujer que vendieron traficándola sin mas valor que unas monedas, para aquel que perdió un hijo en un accidente sin razón, para el despedido injustamente, para los que padecen dictaduras y leyes de terror, para el trabajo esclavo en pleno siglo 21. Para todos lo que no ven hoy la justicia…
Para ellos, hay una promesa, y la creas o no tal prormesa se cumplirá. Y el Sol de justicia brillará. Porque el cetro de Dios es equidad y su trono justicia.

Esa Justicia Superior que cuando se le permite actuar al rendir nuestro derecho, nos lleva del anhelo de venganza al perdón. Porque finalmente hay un solo Vengador Quien un día no dejará un solo acto sin su perfecta justicia.
El anhelo de Dios, cuando nos pide dejar la venganza en Su Mano y que en la nuestra solo haya perdón es la forma en que El implementará su justicia y al mismo tiempo nos enseña a conocer Su corazón dónde todo será un día reconciliado.

A través de estas palabras te llamo a reflexión para que verifíques tus niveles de perdón, entiendas claramente el alcanze de la venganza y como puedes ejercerla (no por mano propia, y me hago cargo de lo que digo) y para que reflexiones que la justicia finalmente llegara, como Dios prometió.
No todo termina en esta vida, eso es una gran mentira sin sustento bíblico, aquí empieza todo. Aquí decides el lugar de tu futuro hábitat en la eternidad. Aquí aprendes lo que luego usarás en la vida eterna. Esto es una escuela de eternidad. Y, sin perdón no puedes ser perdonado. Medita en eso.
El Salmo 37 dice: «Encomienda al Señor tu camino; confía en él, y él actuará. Hará que tu justicia resplandezca como el alba; tu justa causa como el sol del mediodia»

por Edith Gero

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«En las aguas profundas del perdón»

«El Hijo de la Paz»

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Imagen:: BancodeImágenesGratis.com

6 comentarios

  1. maritza

    me ha sanado mucho las palabras,pero igual quisiera me ayudaran orando, ya que la justicia que necesito no es para mi sino para una hermana carnal,que no puede hacer nada por ella,le pido a dios y al cielo justicia y se tarda y me duele mucho,que dios aun no escucha,sigo esperando su justicia para ella y su milagro,igual pido oren por ella y por mi ,gracias les doy ,que dios siempre la bendiga y bendigan a todos.

  2. Pingback: Tratando con el enojo | Bahia Esperanza

  3. teresa orellana rojas

    E vivido en carne propia la injusticia son 5 años de una terribles citusion 2007 al 2012. desde que nací e vivido llena de injusticia,
    nací a los 6 mese a mi mama la asieron firmar un papel
    porque creían que yo o ella moriríamos ninguna murió luego mi papa murió cerca de la pascua cuando yo tenia 6 años, luego tuve un padrastro invalido que me vivía regañado , con buena citusion pero mal trato a los 21 años me case buen trato pero mala citusion económica
    ser nana frustraciones etc. ahora vivo en la sobra esperando justicia de Dios porque me an inventa e sido la burla me e dado cuenta de como somos los seres humanos mi media hermana cuando yo no tenia los problemas que tengo hoy se reía con migo y lo pasábamos bien yo soy alegre ahora que tengo problemas me pisotea y mucha gente es increíble la injusticia .Gracia por los mensajes que dejan.

  4. Roselvi

    Muy bonito el artículo y todo eso pero me parece que deberías leer El Conde De Montecristo en vez de ver la película, porque todos los argumentos de la historia que has utilizado no tienen nada que ver con el personaje original, el del libro, ya que Edmundo Dantés se convierte a sí mismo en la providencia, aprovechando todo el dinero que consigue en la Isla de Montecristo para vengarse por sí mismo, en ningún momento recurre a ayuda divina, en el castillo de If, donde pasa tantos años encerrado, nunca lo torturan y en ningún momento intenta suicidarse. Antes de utilizar un personaje te aconsejo que compruebes el contexto real en el que fue creado.

  5. admin

    Disculpa «Roselvi» pero he citado correctamente «LA PELÍCULA». En un mundo virtual totalmente conflictuado con tomar todo de todos los lados sin pie de autor intento citar las fuentes siempre que sea posible. Conozco las diferencias con el libro pero repito, he citado la película. Y para ahondar, la frase que «en la película» Dantes escribe sobre la piedra de su prisión; «Dios, hazme justicia» aunque a él mismo no pareciera serle suficiente -descansar en la fe- a mí me sirvió enormemente en mis tiempos malos, y de hecho, me la apropié. Es cuestión de ver el vaso medio lleno, o medio vacio, yo intento extraer enseñanzas de todo lo que puedo. Gracias por participar.

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