Verdaderamente arrepentida
Verdaderamente arrepentida

Verdaderamente arrepentida

No suelo publicar aquí artículos de esta extensión, pero este es un estudio en el que he trabajado por meses desde mi propia experiencia, y desde el que intentare hacerles comprender como el arrepentimiento entra en el complejo círculo de fallar-pedir perdon-fallar de nuevo, para logar el cambio tan necesario.
Necesitamos crecer, y el arrepentimiento, doctrina fundamental numero 1 y el cambio inherente, nos es urgente. Edith

Fe sin arrepentimiento no alcanza.

La salvación es una obra que se completa con varias cosas, y ninguna de ellas puede faltar.

Arrepentimiento, del gr. «metanoeo» es un cambio total de dirección. Si iba al norte, debo dirigirme ahora al sur. Toda la vida es cambio continuo, movimiento incesante.Una de sus acepciones señala que «arrepentimiento es la conciencia plena de haber obrado mal» con una fuerza tal, que nos dará la convicción plena de la necesidad de cambio.

Asi que si yo creo, y no cambio, no alcanza.  Y tampoco el perdón sirve sin arrepentimiento. Pedimos perdón solo para superar la situación y volvemos al círculo enfermizo de repetir nuestro mal comportamiento y volver a pedir perdón.

Así que el arrepentimiento vendría a ser la fuerza necesaria que me mueve al cambio, el viento fuerte del otoño que  arranca mis hojas muertas, mis frutos muertos y secos. Para que nueva vida se some por los brotes que ahora quedarán al descubierto. Limpios.

Arrepentimiento, al ser un regalo de Dios, tiene que ver con convicción, no con culpa porque viene de Su Perfecta Gracia.

La culpa hunde, la convicción nos «convence» de la urgente necesidad de cambio,  sin dañarnos.

La culpa enferma, el arrepentimiento sana.

Arrepentimiento es una provisión de Dios que debemos pedir continuamente.  Viene con una apertura personal a permitirle a Dios que nos muestre realmente que le gusta, y que le desagrada de nosotros,

Hace unos meses yo creía que todo estaba bién en mi vida…

Creo que la caida comienza en ese punto. Cuando una sutil indiferencia hacia Dios comienza a aparecer.

El peligro de los pastos verdes, de estar holgado. De hacer las cosas por mi misma y triunfar en ello y creer. Y la tibieza aparece.

El Señor nos instruye a no creer, nada en realidad de nosotros, sino dejarlo obrar a El. MI identidad, valor personal, mi seguridad solo puedo lograrlos en El de un modo que a Dios le complazca.

Así que todo estaba bién para mí. La Bahía crecía y crecía . Miles de personas se entramaban entrando y saliendo de ella. Yo clamaba , y las cosas sucedían. El dinero estaba justo pero alcanzaba siempre. Todo estaba bajo ¿control? ( mi, control) vida, trabajo, ministerio, familia. Dentro de lo que cabe esperar en un mundo convulsionado todo marchaba.

Un suave enfriamiento apareció. Con tanta actividad era fácil quejarse y evadir cosas.

Hasta que Dios dijo «basta». Y como una pequeña nube que aparece en el horizonte y de pronto tapa todo fui sacada de mi comodidad e instalada en el desierto sin carta de aviso previo. Y el cambio brusco me shoqueó.

Una y otra vez el Señor cortó mis caminos y salidas y me dejó sola. Hasta que no tuve otro remedio que salir de mi depresión, pararme frente a El y decir «aquí estoy mi Señor, cambiame, opérame sin anestesia».

El arrrepentimiento al ser una dádiva de Dios, no viene sola, hay que clamar por él como por agua en el desierto.

Amorosa pero firmemente Dios me mostró mis errores. Ví delante de mis ojos las noches en que hastiada y sobrecargada del dolor de la gente, ignoraba la computadora y me iba a ver una pelicula.

Ya hacía tiempo que no atendía la Voz de mi Señor que me llamaba en las madrugadas a estar con El.

Hay tan poca diferencia entre el orgullo y el saber que podemos hacer algo bién. Que ni nos damos cuenta cuando la caída comenzó.

Dinero, trabajo, todo Dios lo conmovió, y fui pasada por Su zaranda. Hasta que un día, lo recuerdo claramente, le pregunté, «bién, estoy en el desierto y sé que tú llevas a tus hijos al desierto para estar a solas contigo, así que dime, que deseas de mí?». Jamás, esperé oirle claramente. Tan rápido , somo si todos esos meses hubiera estado ahí, esperando que yo le preguntara…

Me dijo contundentemente algo asombroso: «te quiero conmigo».

Fácil. Las ecuaciones de Dios no se corresponden a las matemáticas. Nosotros somos los que pretendemos neciamente hacer cuentas con Dios y decimos «Dios me llevo al desierto por eso y porque fallé y lo otro»

El dijo algo simple, asombroso, y fuera de toda lógica. «Te quiero conmigo». O sea, te quiero aquí hija mía, quiero que tu corazón, tu mente, tus acciones salgan de que pases tiempo conmigo. No quiero que te alejes ni siquiera en tu mente. Te quiero a mi lado, viviendo cada minuto conmigo, dependiendo de Mí, fortaleciéndote en Mí.

Y luego volvió a hablarme. «Te quiero conmigo, una hora por día, por diez días».

Mi primera impresión fue que mi vida de oración cambiaría para siempre. Parecía tan fácil sacar una hora… pero no lo fue. Mil trabas aparecieron, y además, EL me esperaba!. No valía tener sueño, distraerme, orar por otros, el desgano. ¡El Dios del Universo me llamaba!

Me sentí abrumada y desesperada. No me salían las palabras al querer orar. El estaba ahí esperando.

En ese punto el arrepentimiento entró en mi vida, como un huracán.

Y al darle cabida mi vida y mis costumbres fueron removidas. Vi como en una pelicula mis acciones que no agradaban a Dios, ví mi total inutilidad y mi necesidad urgente de depender de EL. Así que comenzé de cero a arrancar y plantar de nuevo.

Un genuino arrepentimiento me desbordó.

Empezé a preguntarle todo a Dios. No podía orar y El me recordó que podía orar Su palabra, abrí la Biblia y comenzé a orarla y leerla con una avidez total. Pasaron los días y algo cambió en mí por completo a medida que leía y oraba Su Palabra , sentía que mi ser se conmovía y partía y algo nuevo y desconocido crecía en mí.

El orgullo, independencia y suficiencia fueron pulverizados sin piedad. Dios había quitado mi derecho y permitido mi quebranto para que una vez más, entendiera que debía cambíar.

comenzé a practicar una vida de devoción. Creo que hacía años que no pasaba horas de madrugada o en la noche sumergida en Su Palabra. Los tiempos de oración y guerra espiritual se mudaron a estar postrada mucho tiempo en silencio delante de Dios.( » Calle delante de El, toda la tierra»). Contemplando Su infinitud, Su grandeza, indagando con la retina del alma en la profundidad de Sus abismos. La belleza superlativa de Dios y Su iefable Gracia afloraron ante mí, como flores brotando en el desierto.

Yahe salido y vuelto al desierto unas  cuantas veces, y ni sé siquiera si quiero salir o si debo. Solo estoy aquí en mi corazón, conEl. Por primera vez en mi vida  he entrado en Su Habitación y mi ser está abrumado , cambiado y conmovido por Su Gracia.

Algo, o miles de cosas, han cambiado para siempre.

Sigo sientiendome , verdaderamente arrepentida.

Puedo estar en un shopping entre mil personas, pero adentro mío sigo en ese lugar que se abrió para mí. Donde permanezco en silencio frente al Dios de toda la Creación y le escucho hablar, o solo lo veo mirarme, como jamás nadie me ha mirado, y nadie podrá. Dios traspasa mi ser con Sus Ojos, como si yo fuera transparente. Y lo siento tocar mi voluntad, mi corazón, mis emociones y pensamientos.

He recorrido un largo camino en la vida, solo para entender en este punto que tal vez deba cambiar todo, absolutamente todo en mí. Y permitir que El me construya de nuevo de acuerdo a Sus normas y parámetros.

Si estás en un desierto, si Dios te guía al arrepentimiento, bendice al Dios de los desiertos y dí como Job: «Bendito el Dios que quitó mi derecho y que amargó el alma mía»!(Job 27). Porque habrá un  día de retribución para el justo, y un tiempo en que todo se te será devuelto multiplicado(Job 42)

5 comentarios

  1. Yaxa

    Es muy bello, pero me quede con la duda, una vez que fallamos y pedimos perdon y volvemos a fallar en eso mismo, significa que realmente no nos arrepentimos??? lo ideal en una batalla es que siempre ganemos pero en mi caso no siempre es asi, algunas veces gano y algunas otras no, no me he arrepentido?

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